jueves, 8 de enero de 2015

AUTORESCATE

Y buscaré encontrarme en este cataclismo
en esta forma de vivir en la alegría,
una emoción que se expande y se contrae
pues nada es más difícil de aprender 
que la alegría.
Me reconoceré en mis pasos 
al salir a correr
cuando aún es de noche 
pero empieza a clarear y viene el día
y entre sombras escucho mi respiración agitada,
que jadea, como un lobo.
Como ese animal salvaje que soy
y que se precipita.
Buscaré resistirme a mis inconveniencias
a ser dura conmigo, a fastidiarme,
a esa forma incómoda en que habito mi cuerpo.
Pienso en movimiento. Me desplazo.
Es tiempo de girarlo, sacudirme, 

convertirlo en propela. 
Utilizarlo, ponerlo en su lugar por fin y para siempre
para que no me atormente.
 
Y usarlo nadamás que para trasladarme 

al punto en que convergen las estrellas para mí.
Lo abrazaré todo, 
desde el arrollador caos y divinidad que me sostiene,
con mi mandíbula y con mis piernas, 

con mis brazos elásticos,
primero a mi mísma, a mis hijos, mis letras, 

mis errores y mis ideas. 
No voy a poner en pausa ninguno de los sueños 
que desde la eternidad me siguen. 
Voy a ordenarlos, a todos mis sueños,
 
he perdido mucho tiempo ordenando memorias.
 
Y voy a gastarme de un solo, a gastarlo todo.
 
A gastarme a gatas, de rodillas, de cabeza y de risas.
 
Y voy a ver si es cierto que puedo agotarme, 

de ser feliz, de mi alegría,
y pasarme la vida llorando de felicidad, 
que cuesta lo mismo y no se contraindica. 
Y voy a salvarme,
con este trozo de alma encendida.
También voy a salvarme.


                                   Caperucita Loba, Bitácoras de Vuelo.
Fotografía: Gabriela Alcocer

No hay comentarios:

Publicar un comentario