que con los ojos
entre abiertos,
está esperando
siempre el momento del acecho.
Todo mi sentir
embalsado en una represa,
esperando ser
desbordado,
cautivo por una
enorme compuerta,
luchando por
vencer sus taludes,
desplomar sus
muros contenedores con su fuerza.
Deseando
derramarse.
En mi vive un
pájaro que alguna vez se sintió encarcelado. Un pájaro que aletea y picotea
enloquecido desde adentro buscando abrirse una salida. Encontrar una puerta. Un
ave que no está dispuesta a rendirse. Que el dolor no corrompió.
Agua ardiendo,
Sentir que
desploma la compuerta,
Ave que picotea
el cascarón,
Volcán que
despierta,
Animal que ruge,
León que devora
una gacela.
Yo no voy a
engañarte. Uno es lo que es.
Yo no entiendo
el amor de otra manera.
¿Has visto al
fuego dudar de su belleza?
El mar tampoco
duda de sus mareas.
Pero puedo
mostrarte, que la represa una vez liberada se vuelve cauce.
Que el pájaro
también sabe hacer nido.
Que el animal
salvaje una vez que realiza su instinto, reposa y duerme.
Para mí el amor
es eso,
atar un hilo a
la compuerta del otro,
jalar suavemente,
Y liberarlo.
Caperucita Loba, Visiones alrededor del Fuego.
Imagen de Cyril Rolando |
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