martes, 6 de octubre de 2015

FASE REM

He tenido que despertarme a media noche sólo para descubrir que es ahí donde realmente me encuentro. El estado de vigilia no es más que la representación de todos mis personajes, la mujer doliente, la rebelada, la que vuela cometas, la traga fuegos, la mujer pariendo, domando pájaros negros.
Voy convirtiendo cada uno de los silencios de mi padre en un canto para poder sostenerme en el vacío. La vida en sus hombros se veía tan distinta. Pero de eso, hace ya muchas ausencias. Atrapada en un samsara, la niña que buscaba al padre se vuelve repetidamente la mujer que busca al hombre. Ahí, suspendida en el vacío, está la mujer carente, la ciega. He tenido una conversación con esta mujer. Le he lanzado cuchillos que llevan escritos la palabra perdón. Se quedaron suspendidos en el aire y regresaron a mí convertidos en palomas blancas.

Me asomo a un hoyo en la tierra. Donde corrieron aguas negras hoy nacen flores. Hoy prefiero veinte fracasos a una victoria. Veinte fracasos son veinte intentos.

"El fracaso tiene una dignidad que la victoria no conoce".

El intento me ofrece el regalo de la satisfacción duradera. La victoria me somete a su vigencia. El placer me enseña más que cuarenta años de tristezas.

Abrazo que al ser mujer tengo dos bocas para besar. Con una me como a la tierra, con otra el amor. Ambas convergen en un cordón umbilical que me conecta a mis abuelas.

Y es que yo no sé darle sorbitos a la vida. Solo sé devorarla. Ya no necesito el miedo para transitar. Todo es amor, hasta mi miedo. Cosmonauta de la tierra, ciudadana de las estrellas.

Me he despertado. Y la mujer que ahora se me aparece al espejo, es la mujer a la que le brotan serpientes que le revelan caminos.

Caperucita Loba, Visiones alrededor del Fuego.
"Panic Room", Jee Young Lee.

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