miércoles, 11 de marzo de 2015

DIAGNÓSTICO: BORDERLOVE

Déjame contarte que hace mucho no lloraba, debe ser el efecto mariposa o el efecto estufa. Y tendrá que ver con la llamada que recibí para solicitarme que fuera a recoger nuestro amor:  "Le hemos dado un tranquilizante. Ahora venga por él".

Decían que hace apenas unas horas nuestro amor fue visto bebiendo hasta ahogarse, desaliñado y sucio, casi sospechoso. 

Iba a ser atropellado por una anciana y fue rescatado por un policía. El muy pobre se había escapado de un asalto. Corría sin parar.

Llevaba días sin comer, vagando como huérfano, perdido. Minutos antes del asalto, escapó del manicomio donde había estado internado casi una década... una medida extrema, una forma que encontró nuestro amor para poder sobrevivir nuestra partida a punta de estupefacientes. Lo recogieron loco de las calles, donde declaraba poemas cantando su demencia.

Y es que nuestro amor, había sobrevivido nuestras pasiones, dolores y desenfrenos, a base de perdones y mucha necedad. Y en alguna medida, que no es menor, a que en todos esos años había tenido instantes de genuina felicidad.

Nuestro amor, ese loco desvalido, inconforme y rebelde, que había vivido en todas las dimensiones del tiempo, también había conocido la eternidad de un instante y con ello, la felicidad.

                          Caperucita Loba, Bitácoras de Vuelo.
Autor Desconocido.




No hay comentarios:

Publicar un comentario