Me morí en ti.
Manda a
embalsamarme, crémame, ponme en una cajita y échame tierra.
Me morí sin darme
cuenta.
De insuficiente
irrigación amorosa quizá. Hace tiempo.
Cuando dejaste de llamarme amor por el puro
gusto
y de enroscarte conmigo para dormir en las noches.
Ahí me morí.
y de enroscarte conmigo para dormir en las noches.
Ahí me morí.
Cuando las flores
que me dabas dejaron de ser flores de conquista
y empezaron a ser flores de culpa, de expiación y de disculpa.
y empezaron a ser flores de culpa, de expiación y de disculpa.
Hace 298 noches
que no me tocas. Te lo hice notar.
No estaba muerta,
me mató tu respuesta.
Tuve que morirme
porque no me dejaste otra salida.
Te hablé en nombre
de nuestra historia, de un amor todavía en mi latente
pero estabas leyendo tus correos.
pero estabas leyendo tus correos.
Cuando te ocupaste de todo aquello menos de
esto.
Dices que nunca
has estado lejos.
Te digo: Lejos no,
ausente si.
Me morí en la
arrogante postura de tu indiferencia.
Y me tuve que
morir porque soy un alma joven sabes, negada a vivir enferma.
Mejor me morí en
tu espejo.
En eso que encontraba de mí mejorado en ti.
En eso que encontraba de mí mejorado en ti.
En lo que
cosechaba diariamente en tu aún generoso y basto jardín.
Dolorosamente y
llena de valor
tuve que matarme en ese trozo de corazón tuyo donde un día me diste zona preferente.
tuve que matarme en ese trozo de corazón tuyo donde un día me diste zona preferente.
El viaje dejó de
ser placentero.
No llores.
Al morirme en ti, solo terminé lo que tu empezaste.
Caperucita Loba, Bitácoras de Vuelo.
Caperucita Loba, Bitácoras de Vuelo.
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Imagen: "Dolor Reumático", de Remedios Varo |
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