domingo, 24 de enero de 2016

PMS

Cuando digo si pero quiero decir no,
se prende fuego en mi cabeza y me sale humo negro por la nuca. Los cabellos se me incendian. Y empiezo a correr en círculos tras mí misma buscando apagarme.

Voy a cumplir 40 años y sigo cometiendo los mismos errores que a los 16. Me muerdo la lengua al comer, podría dejar el tabaco, decir si cuando es si y no cuando es no. Sigo poniéndome a dieta, como si no supiera que cuando estoy a dieta me quiero comer los chocolates a escondidas y cuando no lo estoy me como una manzana.

Tengo una cicatriz en el vientre por donde nacieron tres niños. Es tan delgada como una hoja de papel. Algunas mujeres por puro gusto la vuelven a abrir para borrarla, sin que salgan niños ni placentas. Yo no encuentro nada malo en mi delgada cicatriz. No me avergüenza la vida.

Tengo un par de amigas sordas que me recuerdan a mí. Yo también jugué un día a taparme los oídos.

He recibido todas las evidencias de que yo no hago nada. No pedí venir a esta fiesta y me ha gustado mucho este planeta. A pesar de ello, a veces dudo. Entonces quiero ser perfecta, controlarlo todo. Puedo llorar en el espejo por cualquier bobada, porque no me gusto, que me caigo mal por eso, por cojonuda y porque no me sale, igual que cuando no me salía la resta.

Sueño con extraterrestres que me hablan y me cantan canciones de cuna. Dicen que todavía no sé nada y me reducen a un bebé. Me siento pequeñita, tal vez por eso lloro. Ellos son grandes y me mantienen humilde. Constantemente me invitan a volar. Me llaman: ¡Ven, vuela! Pero veo mi cuerpo dormido en la cama y siento miedo. Y me quedo. ¿Cuántas oportunidades he perdido por miedo? Pienso resolverlo con un carrete de hilo invisible. Me lo ato al pié y regreso para mandar todos mis miedos a la mierda. Porque cuando lo hago, dejo de pensar que hay un problema, como si para crecer necesitara de un conflicto, donde sólo al resolverlo existo. Por eso los extraterrestres me traen pañales. Ellos no quieren mujeres con problemas. Quieren personas que puedan ocuparse de algo más que de su estúpida dieta.

Les he dicho que me tengan paciencia, que no me queda duda alguna de que si me vuelven a pasar la cuchilla por el vientre una vez más, en vez de un niño, me saldrán estrellas.

Caperucita Loba, Visiones alrededor del Fuego.
Imagen de Eugenia Loli.




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